Por Fernando Grieco, editor de Autos del Podio
El sábado 20 y domingo 21, 89 autos de todas las épocas formaron parte de las 24Hs de Buenos Aires, una carrera de regularidad disputada en el circuito 7 del Autódromo Oscar y Juan Gálvez.
Desde las 10 horas del sábado, cuando se abrieron las puertas del predio porteño, hubo una serie de espectáculos en pista hasta las 14 hs, momento previsto para el inicio de la competencia. Formaron parte del entretenimiento la Brigada Blanca del cuerpo de la policía motorizada, exhibiciones en pista del Mercedes-Benz AMG GT3 del DTM, el restaurado Datsun 280 ZX del Club Argentino de Pilotos, con el cual “Cocho” López obtuvo el campeonato de 1985, y el Ford Mustang, modelo del ovalo que conmemoraba su cumple número 60.
Si de clásicos hablamos, el colectivo de artistas FUEL-ART estuvo presente con una muestra de arte en la calle interna de boxes. Todo comenzó puntualmente, respetando el cronograma de actividades difundido entre semana, con una largada simbólica al estilo Le Mans que tuvo como Pace Car a una réplica del Renault Clio Williams que formó parte del GP de Formula 1 de Argentina de 1995.
En el marco de lo ocurrido en pista, el binomio Leonardo Boutet y Matías Canapino logró el triunfo en la general con un Peugeot 206. Al podio también subieron Juan Carlos Fernández, Javier Griffo y José Griffo (BMW 320) y Eduardo Mallo y Justo Crego (Peugeot 106).
Emulando los viejos GP, esta prueba de resistencia y velocidad controlada tuvo una nueva función que estamos en condiciones de afirmar que fue exitosa. En ese mix de nostalgia, con diferentes matices, la propuesta pinta como un clásico que llegó para quedarse. De hecho, y a pesar del complejo contexto socio-económico que atravesamos, no solo se mantuvo el parque automotor sino que además se adelantó el cierre de inscripciones ante la demanda. Entradas accesibles, boxes abiertos, autos de calle no deformados, grupo de amigos y drivers de ayer y hoy son meros ejemplos de ingredientes nobles para una receta eficiente.
