A comienzos de la década de 1970, Fiat donó a Juan Domingo Perón un modelo 130 berlina. El auto llegó al país en 1974 y fue alojado por años en la quinta de San Vicente. Hoy forma parte de la colección de objetos personales del ex presidente en el Museo 17 de Octubre.
La residencia de Puerta de Hierro, en Madrid, fue la última morada del largo exilio de 18 años del ex presidente argentino Juan Domingo Perón antes de su definitivo regreso a la Argentina en 1973. En los comienzos de la década de 1970, la autodenominada “Revolución Argentina”, dictadura iniciada en 1966 por el general Juan Carlos Onganía, debió ceder frente a la presión popular y convocó a elecciones para marzo de 1973. Pero esta vez, sin proscripciones.
Con el peronismo legalizado, Perón volvía a convertirse en la figura central de la política argentina. La quinta “17 de Octubre”, ubicada en el señorial barrio madrileño, se convirtió en un constante peregrinar de dirigentes políticos, gremiales y empresariales que visitaban al anciano líder. Fue en ese contexto histórico que el ex presidente recibió un regalo muy especial: un Fiat 130 berlina. El auto fue un obsequio de la propia Fiat, entonces presidida por Giovanni Agnelli. En aquellos años la filial argentina de la automotriz italiana era la más importante fuera de la casa matriz y la apuesta a una nueva etapa de estabilidad política y económica resultaba vital para consolidar el negocio.
Con el triunfo de su partido asegurado, Perón comenzó a planificar su regreso al país. Entre otras cosas ordenó reacondicionar la histórica quinta de San Vicente, en la provincia de Buenos Aires. El predio de 19 hectáreas había sido adquirido por el ex presidente en 1946 para uso residencial.
El general regresó definitivamente al país el 20 de junio de 1973 y el 12 de octubre de ese año asumía la presidencia de la Nación por tercera vez. Apenas nueves meses después, el 1 de julio de 1974, fallecía. El Fiat llegó al país en 1974, Perón no llegó a usarlo.
El auto fue alojado en la caballeriza donde permaneció intacto durante más de 30 años. Ignorado por décadas, el vehículo pasó tristemente a la fama a partir de los violentos incidentes que se registraron el 17 de octubre de 2006, día en que los restos del general Juan Domingo Perón fueron trasladados desde el cementerio de la Chacarita para ser depositados en el mausoleo construido especialmente en el Museo 17 de Octubre, que se inauguraba ese día.
Como parte de los hechos vandálicos protagonizados por sectores gremiales enfrentados, el Fiat 130 sufrió daños en su carrocería y cristales. Su imagen con los vidrios rotos y astillados apareció en innumerables medios de comunicación que registraron en vivo lo sucedido. Luego de los incidentes, se comentó que la casa matriz de Fiat se haría cargo de la restauración de la unidad, aunque nunca hubo un comunicado oficial por parte de la compañía italiana y hasta ahora nada de eso ha ocurrido.
En la actualidad, el Fiat forma parte de la colección de objetos del museo. El auto se conserva en un muy buen estado general, solo presenta golpes menores en los paneles de la carrocería y la ausencia de parabrisas, luneta y algunos vidrios laterales que fueron destrozados durante los incidentes.
El Fiat de Perón
El Fiat 130 había sido presentado como prototipo en el Salón del Automóvil de Ginebra en marzo de 1969 y lanzado comercialmente en el verano europeo de ese año. Su aparición representaba el regreso de la fábrica italiana al segmento de las berlinas mediano-grandes de lujo. Su producción estaba acotada a menos de un centenar de unidades por día.
El Fiat 130 se fabricó hasta 1977 en versiones berlina y cupé. Se comercializaron un total de 13.669 unidades, la mayoría de ellas dentro de Italia.
El auto que recibió Perón es un modelo 1972. Está equipado con un motor V6 de 3200 cc de 165 cv (DIN) a 5600 rpm. Su velocidad máxima se estima en unos 180 km/h. La transmisión se confía a una caja automática de tres velocidades y la tracción se efectúa sobre el eje trasero.
La suspensión es independiente en las cuatro ruedas. Adelante, mediante barras de torsión longitudinales y atrás, con brazos oscilantes. Los frenos son de disco ventilados en las cuatro ruedas.
El Fiat 130 jamás se comercializó en Argentina, pero se estima que solo tres ejemplares ingresaron al país. Uno de ellos es el de esta nota.