Del 8 al 10 de noviembre de 2019 se realizó el 5to Encuentro de la Agrupación Fanáticos del Jeep IKA en La Cumbre y Los Cocos, Córdoba.
Por Diego Abal (un loco más de este hermoso ramillete)
Fotos: Diego Abal, Sofía Ceballos Spina, Fer Dates y Agrupación Fanáticos del Jeep IKA
Cuando mi compañero de locuras y amigo, Norberto Lema, me informó que finalmente el 5to encuentro de la Agrupación de Fanáticos del Jeep IKA más grande de Sudamérica, según él, o del mundo, según yo (no creo que haya en otros lugares del mundo grupos de fanáticos de este tan querido vehículo argentino), iba realizarse en La Cumbre, Córdoba, debo confesar que me pareció una locura. Pero como dijera al principio, con Norberto somos compañeros de locuras, tal asombro me duró no más de 10 segundos.
La idea era muy osada. Organizar un encuentro a 800 kilómetros de la radicación de nuestros domicilios y, por ende, de nuestro ámbito de influencia. Organizar un encuentro de Jeep IKA en La Meca del Jeep IKA. Organizar un encuentro a realizarse en las sierras cordobesas por parte de porteños. Literalmente, una aventura total. Y allí fuimos.
¿Qué contar de la previa? Meses de charlas de cómo sería, en qué viajaríamos, qué vehículos llevaríamos, cómo y dónde pararíamos, si habría sponsors y miles de etc. más que con el correr del tiempo, y mi TOC por tener todo previsto, se fueron respondiendo de a uno.
¿El equipo? Desde esta ciudad partimos Norberto Lema y Mariano Lema junto a Juan Moreno, quien fue el encargado de trasladar al Jeep IKA 1966 de Norberto en un tráiler. Modesta aventura trasladar en esa modalidad un vehículo a otra localidad distante a 800 kilómetros. En otro vehículo, un Jeep Renegade 2.0 Diesel Trailhawk 2019 aportado por Jeep Argentina, fuimos el que escribe, el ingeniero Florencio Gamallo, mi señora esposa, Laura Castillo, de ahora en adelante, “La Castillo” y mi hija, Pilar Belén, rebautizada en tierras ferneteras como “La Pilar”. En la provincia mediterránea nos esperaba la otra parte del equipo. Julieta Borcosque, quien coordinó y gestionó todo allí y nuestra community manager, Sofía Ceballos Spina.
¿Cuándo comenzó todo? El día miércoles 6 de noviembre a las 16 h retiramos la unidad Renegade de la oficina capitalina de FCA, sita, literalmente, en el corazón administrativo de la ciudad. Innegable contraste ese paisaje con el que luego veríamos, visitaríamos y recorreríamos con la unidad mencionada. No pude con mi genio y, junto a “La Pilar”, lo que comenzó con un simple aspirar del interior del vehículo, para viajar cómodamente, terminó con un lavado total, limpieza general y lustrado. Tampoco me considero muy normalito.
Camino a la Docta
Las misiones partieron pasado el mediodía del jueves 7 hacia la Docta arribando a La Cumbre a las 1:30 h. El Renegade y el otro vehículo lo hicieron a las 2:30 h de la madrugada del viernes 8. Siempre se dice que la organización no descansa nunca. Pues bien, a las 7:15 h estábamos levantados y desayunando para ir a reconocer todos los recorridos que haríamos con motivo del encuentro durante el fin de semana. Sin mayores complicaciones, y cuidando el Renegade que me había tocado en suerte, verificamos todos los caminos. El Jeep IKA de Norberto trepaba como una cabra, no sin antes tener que reducir la presión de las ruedas del mismo dado que se les dificultaba a los pobres dientes de los Lema mantenerse en su lugar atento a las vibraciones. Bajamos los neumáticos a 20 libras, contamos que tuvieran aun en su lugar todas las piezas dentarias y a partir de allí otro fue el andar. Evidentemente, el Jeep IKA fue diseñado para mantenerse lejos del asfalto y es allí donde se siente cómodo.
Al regresar, “Lemita” advierte que la llanta trasera izquierda del Jeep IKA estaba toda manchada de aceite. Se había roto un rulemán que había roto otro no se qué que impedía a ese vehículo seguir adelante con el encuentro. Aclaremos que Don Lema no cree en ponerle nombre a los autos, razón por la cual debo describirlo como marca y modelo cada vez que lo menciono cuando sería mucho más fácil decir “Blanquito”, “Jipito” o como guste, pero ese es tema de otra discusión. (El Regenade se llamó DIDI).
Así las cosas, llegamos a la ciudad. Compraron el repuesto que se suponía había que cambiar y el ingeniero Gamallo puso manos a la obra. Yo, como no entiendo de mecánica y había muchas manos, me retiré para tomar una merecida siesta. Al rato me levanto y la situación había cambiado drásticamente. No solo no se había logrado reparar al Jeep sino que además se había pinchado el tanque de nafta en cuyo interior había nada menos que ¡95 litros de combustible Premium!…imagínense el estado de ánimo del “Jefecito” Lema que alternaba depresión con ofuscación sin pausa alguna. A las 17:30 h comenzaba el encuentro y el vehículo que iba a encarar las travesías no estaba operativo. ¡Había que reprogramar todo! Tanto trabajo en trasladarlo al pe…
Finalmente, y luego de varias charlas, logramos convencerlo de exhibirlo en el Jeep Park dispuesto por la ciudad para el encuentro para al día siguiente llevárselo a reparar a Don Orlando, el mecánico del pueblo, no sin antes corroborar el mito que reza que el dulce de membrillo tapa cualquier gotera de nafta. Si señores, es cierto: tapa goteras de nafta.
Se hicieron las 18, 19, 20, 21, y no llegaban los tan mentados Jeep. Julieta y Sofía mostraban a esa altura síntomas inequívocos de estar al borde un ataque de nervios. Pobres, aun no se había enterado que la palabra jeepero es sinónimo de libertad. A esa hora, más o menos, arribó al Jeep Park una caravana de unos 8 vehículos provenientes de varios puntos que se veían encontrando en localidades de Córdoba. Esa gesta fue organizada por el inefable Ariel Centeno y su esposa, desde la ciudad de Río Cuarto. Esa caravana también tuvo sus inconvenientes con que retrasaron el arribo del mencionado Centeno junto al infaltable jeepero Pablo Adrián Kachian, quien suele venir a los encuentros en su taxi Berlingo. Sí, viene en taxi. ¿y qué?
Se organizó la cena y hospedaje de los recién arribados, algunos se fueron a descansar dado el largo trajín que habían soportado y otros nos fuimos a la primera travesía del encuentro en este caso en modalidad nocturna. En total, unos 12 vehículos fuimos a conocer Cuchi Corral, que es un mirador natural de 400 m de altura desde donde se observa como de un balcón el Valle de Punilla. Literalmente, un lugar increíble a la luz de la luna. Concluía así, tormentosa pero felizmente, la primer jornada.
Haciendo cumbre
Amanecimos el sábado 9. Llevamos el Jeep IKA modelo 1966 propiedad de Norberto Lema (mucho más fácil de nombrar si tuviera nombre) al taller de Don Orlando quien nos prometió que estaría reparado a las 13:30 h. A las 14:30 h debíamos partir a la travesía más extrema programada dado que era por campos privados, es decir, no por caminos públicos sino por senderos en el mejor de los casos y ese vehículo debía oficiar de “0”. Esa es la denominación del vehículo de la organización que va por delante en este tipo de traslados.
En el Jeep Park se juntaron durante la mañana poco más de 30 Jeep, cuyas tripulaciones intercambiaron saludos, se conocieron, hablaron largamente de sus “autijos” y fomentaron la camaradería. Para estas ocasiones tomaba dimensión un personaje de la organización que aportaría la máxima capacidad de conocimiento de nuestro querido Jeep IKA: el ingeniero Gamallo. A esta altura no solo es uno de los más sino el más importante historiador de este vehículo, además de coleccionista del tan mentado “Tornado 4 cilindros”. El ingeniero oficiaba de anfitrión como pez en el agua. Sabía y conocía de todos los vehículos allí existentes y sacaba de la galera datos absolutamente desconocidos para muchos. ¿Yo? Iba y venía haciendo cosas con DIDI.
Un poco más pasada la hora planificada logramos ubicar a todos los que quieran ir a la travesía en los diferentes vehículos. Nadie se quedó afuera. Arrancamos. Yo tripulaba el vehículo “000”, es decir, el que cierra la comitiva. Puedo atestiguar que ya arrancada la misma nos veían pasar y se sumaban vehículos, algunos siguieron, otros no, pero atención que convocábamos.
Comenzamos a recorrer el trayecto. Primero por caminos públicos, para luego adentrarnos en campos privados atravesando caminos y senderos literalmente de película. Las miles de fotos que hay en las redes del evento y en la página de Fanáticos del Jeep IKA de Facebook dan fe que no me alejo ni un poco de la realidad.
De los que partimos, llegamos 23 tripulaciones a la cima de la sierra elegida. Creo que eran los Campos del Grandioli, pasando por el campo Las Mercedes. El recorrido final se hacía lento dado que los pilotos paraban y adelantaban el recorrido a pie porque literalmente no había camino. Así y todo se llegó a la cumbre y nuestro aparato de medición dictaminó que estábamos a 1509 metros sobre el nivel del mar. Tal vez parezca poco, pero créanme que no se lo vio tan fácil. Y mucho menos organizar tanta cantidad de vehículos. Ni imaginarse tener señal de celular ahí arriba. Si la idea era guiarse por el GPS del celular estábamos perdidos. Así las cosas, los viejos GPS y algún que otro aparato profesional con que cuenta el “Jefecito” podían darnos certeza de donde estábamos y las comunicaciones intra caravana las hacíamos mediante seis equipos de comunicación que estaban distribuidos a lo largo de la misma. Allí arriba solo se respiraba euforia. La alegría de todos los integrantes era similar a un egresado en Bariloche. Fotos, fotos y más fotos, solo interrumpidas por la colocación de mucho abrigo dado que allí el clima no es el mismo que abajo. Alguna que otra gota cayó y marcó el momento del regreso.
Descender tenía sus bemoles. Había que mantener distancia prudencial sobre el vehículo que nos antecedía. Eso era fundamental dado que si en una bajaba se te pega un vehículo detrás instintivamente querés salir de esa situación. En ese caso la única opción era escapar para adelante con todo el peligro que ello implicaba si se bajaba más rápidamente. El profesionalismo de todos los integrantes de la travesía hizo que la parte más riesgosa del recorrido, si se quiere, se transformó en un paseo. Somos aventureros, no locos…
¿DIDI? Muy bien, pero esto no era un test drive sino un encuentro de Jeep IKA. Respetuosamente escoltaba a vehículos que lo superaban en mucho más que 40 años y recorrían con éxito los mismos lugares. Nada más para agregar de tan noble y veterano móvil.
Poniendo segunda
Mejor que acelere mi relato sino no lo va a leer nadie.
Cena de gala en el predio Jeep Los Cocos. Un asado a la canasta en un club facilitado para tal fin a la organización. En el mismo, además de camaradería, charlas varias, mucho, pero mucho cansancio. Hubo baile y sorteo de premios oportunamente aportados por FCA Argentina.
Día final. Nos encontramos en el Jeep Park pero de la localidad de Los Cocos. Charlas, intercambio de datos, camaradería (tengan en cuenta que no son siempre los mismos Jeep y tripulaciones sino que van rotando permanentemente) mateadas, atención a la prensa, fotos, fotos y más fotos.
Partimos en la travesía programada para esa ocasión. Incluía recorrer caminos de la localidad de San Esteban, Los Cocos, para finalmente llegar y almorzar en el Jeep Park de La Cumbre. Ese recorrido fue precioso. Unos caminos arbolados tremendos. Pasamos por vados, la gente nos saludaba y hasta alguno se prendió con su Jeep e hizo todo el recorrido.
Hasta tuvimos nuestra curiosa anécdota: dentro de San Esteban hay un cauce de un río donde la gente para con sus vehículos a hacer picnic disfrutando de la naturaleza. A los fines de hacer una foto grupal optamos por parar los 25 vehículos, descender, hacer foto y seguir dado que nos estaban esperando en La Cumbre. Apareció allí en escena un personaje cinematográfico cuestionándonos nuestra presencia allí (¿en el planeta Tierra sería?) ostentando como todo título para tremenda imposición la de ser “yerno del Intendente”. Por razones de salud mental, no seguí muy de cerca temas políticos este particular año electoral razón por la cual no entendí bien los alcances de tal título “nobiliario”. ¿Tendrá fueros? Quedará para el anecdotario del evento…
Llegamos al Jeep Park de La Cumbre. Allí nos esperaban food trucks, stand de Michelin/BF Goodrich y personal de la agencia Jeep Vespasiani, todos ellos brindando la mejor atención a los participantes del encuentro y de los por demás numerosos acompañantes e interesados es semejante movida. Siempre había alguien nuevo. Hasta último momento.
Desde allí algunos ya emprendían el regreso dado que sus hogares distaban a muchos kilómetros. Los abrazos y despedidas fueron interminables prometiéndonos volver a encontrarnos utilizando de excusa nuestro noble y tan argentino vehículo de 77 cv.
Pero todo tiene un plus. Faltaba un paseo más. Atardecer en Cuchi Corral. Si estar en ese balcón del Valle de Punilla de noche es hermoso, el atardecer allí es soñado. Vale la pena ir. Vean las fotos de la página. Impresionantes vistas. Habremos llegado allí una docena de tripulaciones. Mate va, mate viene hasta que llegó el momento de la puesta del sol. Quienes presenciamos eso difícilmente nos lo olvidaremos.
Como bien reza la canción “Todo concluye al fin, nada puede escapar, todo tiene un final, todo termina”. Y este encuentro no fue la excepción. Había terminado el tan planificado y soñado 5to encuentro de la agrupación Fanáticos del Jeep IKA. Desde ese hermoso lugar nos despedimos hasta próximas ediciones.
La organización decíamos que no descansa. Como pudimos, nos encontramos a cenar y evaluar el éxito de toda la movida. Por demás conformes. Esta y toda organización nunca deja contentos a todos. Quienes nos dedicamos a esto hace muchos años lo sabemos. Nunca falta el criticón. Pero todo grupo humano lo tiene. Son las reglas de juego y solo nos resta invitarlos y que vean de primera mano el trabajo que hay detrás de esto y la buena onda que le ponemos y le vamos a seguir poniendo.
Al otro día amanecimos, cargamos a DIDI. El Jeep IKA 1966, propiedad de Norberto Lema, fue cargado en el tráiler que lo trasladara hasta esas sierras y emprendimos el regreso. Sí, ese mismo Jeep, que una hora antes de encarar una travesía bastante extrema estaba destripado en un taller y subió las sierras como una cabra, merecía un descanso. Nos guió e hizo felices a varios.
Como corolario de todo esto nos quedan algunas certezas. No trepamos el Himalaya, no inventamos el agua, no corrimos el Dakar, pero al menos les mostramos a nuestros hijos que no todo es grieta, problemas familiares, laborales, económicos o de relación. Hay otra forma de encarar la vida. Haciendo amigos con la excusa de un vehículo fabricado en la Argentina hace muchos, pero muchos años. Si nuestros hijos vieron eso, el trabajo está bien hecho.
Y creo que lo cumplimos.
¡Hasta la próxima!
PD: Los elogios internacionales del evento son tremendos y tendrán consecuencias…
Hola, muy buen relato, saludos.
Querido Juan!!! Tu relato fue muy emotivo y apasionante, Yo Jeepera de Corazón te abrazo fuerte por que lo que redactaste fue como si hubiera vivido nuevamente el Encuentro, para Mi este Encuentro de Fanáticos de Jeep Ika fue y será una Gran Cosecha de Amigos , Con «EL TRANSFORMERS » hemos recibido de Premio tantos corazones de Personas que dejan huellas imborrables en nuestros vidas, este Encuentro de Fanáticos de Jeep Ika en La Cumbre fue el primer encuentro que dos de Nuestras Hijas Sol y Ana tuvieron la posibilidad de vivirlo , Gracias a Un Gran Amigo Jeepero Pablo Kachian, Ellas Felices de esta experiencia y ansiosas esperando el próximo Encuentro. Nosotros felices de asistir y volver a reencontrarnos con Amigos que nos esperan en cada evento, UN ETERNO GRACIAS A TODA ESA ORGANIZACIÓN QUE PUSO TODA LA CARNE AL ASADOR Y DIO EL 100× 100 !!! ABRAZOS GIGANTE!!